El concepto de “construcción ecológica” nace en entre los años 60 y 70, convirtiéndose actualmente en una de las tendencias arquitectónicas más importantes, tanto por la arquitectura como por la sostenibilidad. La idea es usar técnicas y materiales que respeten el medio ambiente durante la construcción, puesto que esta modalidad emite alrededor del 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero. También se busca radicalizar lo máximo posible el impacto negativo de los edificios a través de un consumo óptimo de la energía y el espacio.
Los tres pilares fundamentales de la sostenibilidad en la arquitectura son la sociedad, la economía y el medioambiente.
La economía circular, se basa en el ciclo de los recursos, basado en la reutilización, reparación y reciclaje de materiales y productos, antes de utilizar materias primas vírgenes de nuevo.
La economía verde trata de mejorar el bien estar humano y la equidad social, reduciendo los riesgos medioambientales. Esta economía promueve la conservación de los sistemas naturales.
No es un secreto que en los últimos años, la condición medio ambiental ha empeorado drásticamente. Es por ello que debemos actuar lo antes posible para evitar daños mayores. El impacto del ser humano sobre la naturaleza no debe superar los límites de esta. Hay que aprovechar al máximo los recursos renovables para no superar su velocidad de regeneración y para reducir los gases nocivos.
El análisis del ciclo de vida (ACV), estudia el impacto medio ambiental de un producto desde su producción hasta su fin. En este proceso intervienen muchos de los recursos energéticos y contaminantes (extracción de materias primas, proceso de fabricación, transporte, etc).
La huella ecológica, es un estudio en el que se evalúan los patrones de consumo de la sociedad, así como la producción de deshechos de una sociedad determinada. El resultado de este cálculo la cantidad de hectáreas necesarias para generar recursos y absorber residuos.
Edificios sanos
Los edificios saludables, son los que están pensado para contribuir a la salud de sus habitantes y a su bienestar, construyendo por tanto edificios que cuidan al detalle la elección de sus instalaciones y materiales.
Puesto que la mayor parte del tiempo estamos en espacios cerrados, la salubridad de los edificios debe ser uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta.
Según la Universidad de Harvard, para que un edificio sea saludable debe:
- Tener una buena calidad del aire, que se garantiza eligiendo materiales de construcción y mobiliario que sean de baja emisión. Hay que verificar que no hayan contaminantes (plomo, asbestos…) y mantener la humedad controlada para evitar daños y olores no deseados.
- La calidad del agua también tiene que ser buena. Si es preciso, se puede instalar un sistema de depuración de agua.
- Una ventilación adecuada, permite una buena calidad de aire en el interior además de mitigar fuertes olores, químicos, etc.
- El confort térmico asegura una temperatura agradable y una humedad constante.
- Aprovechar la luz natural, evita deslumbramientos y emisiones innecesarias.
- Es importante aislar los interiores de los ruidos para evitar contaminaciones acústicas.
- En casos de emergencia, el edificio debe de tener planes de actuación y salidas debidamente señalizadas para evitar daños mayores.
- El uso de pesticidas y químicos se debe limitar, limpiando de manera regular y adecuada para evitar plagas y polvo extra por ejemplo.
Todos estos factores, van liados a los aspectos psicológicos de los usuarios. Los colores o las proporciones de los locales por ejemplo, contribuyen a determinar el efecto físico y psicológico de los usuarios, pudiendo moverse desde el descanso hasta la excitación. Un interior en el que priman las plantas naturales por ejemplo, influye de manera positiva, dando una sensación de bienestar.
Síndrome del edificio enfermo
"Se conoce como síndrome del edificio enfermo a un conjunto de sintomatologías y enfermedades originadas o estimuladas por la contaminación del aire en los espacios cerrados, pero que también se puede ver agravado por las condiciones de estrés propias del trabajo, el uso de materiales sintéticos o la electricidad estática. Curiosamente, con frecuencia es uno de los efectos de los llamados edificios ‘inteligentes» o muy tecnificados."
Laura Mundemurra Benedetti, Técnica en Seguridad y Salud en el Trabajo. El Ecologista nº 56
Este síndrome, es culpable de entre el 20 y 30% de las afecciones de la salud de las personas que ocupan estos edificios. El estudio de este síndrome se centra principalmente en los factores biológicos, químicos, físicos y psicosociales que puedan estar presentes en un edificio y sean nocivos para la salud de sus ocupantes.
Clima-hombre
Desde que el hombre se convirtió en un animal sedentario, las diferentes sociedades se han establecido en los lugares donde el clima era más confortable, tanto para la vida, como para las cosechas y la ganadería. Es por ello que el hombre comenzó a adaptarse al clima, modificando sus hábitos y lugares de hábitat.
El clima por otro lado, que es vital para la vida en la Tierra, está formado por la atmósfera, la hidrosfera (agua), la criosfera (casquetes polares y glaciares) y la biosfera.
Sin embargo, a raíz de las actividades antrópicas como aumento de contaminación, explotación de la tierra, especies en extinción y gases que destruyen la atmósfera entre otros, el hombre debe replantearse su relación con respecto al clima.
Puesto que todos los pilares del clima se están viendo amenazados por las actividades humanas, la vida humana está del mismo modo en peligro. La energía y salud del Hombre están fuertemente liadas al entorno en el que habita, estimulando o deprimiendo a su vez el trabajo físico y mental. El confort también se ve amenazo por el aumento de temperaturas, de radiación, de la humedad y de los movimientos del aire.
En cuanto a los edificios, las condiciones climáticas que intervienen directamente sobre estos son: la temperatura, el soleamiento, los vientos predominantes, las precipitaciones, la nieve, la humedad relativa y la presión de vapor.
Diseño sostenible
A partir del boom del desarrollo industrial, los problemas ambientales se han agravado notablemente, causando además de desastres climáticos, la pérdida de destrezas, capacidades y conocimientos acumulados durante todos los siglos anteriores a la revolución industrial.
Es por ello que se deben buscar soluciones y alternativas en relación a la arquitectura, para frenar este cambio climático y social que se nos avecina.
Bioarquitectura
Tiene como objetivo minimizar los impactos negativos de las construcciones tanto en la salud de los ocupantes, como en el medio ambiente, construyendo edificios sanos. Los edificios construidos bajo esta disciplina, son de bajo consumo energético, con espacios funcionales y flexibles, de materiales reciclables y respetuosos con el territorio y su identidad. En definitiva, la bioarquitectura no es incompatible con la tradición, si no que favorece a la sostenibilidad manteniendo la identidad del lugar.
Arquitectura Bioclimática
Es un método de trabajo, que comienza por estudios preliminares de las condiciones climáticas del lugar de proyecto para conseguir objetivos marcados en cuanto a la sostenibilidad y la bioarquitectura.
Soluciones constructivas
Para hacerle frente al cambio climático y a las diferentes estaciones, se puede tomas medias pasivas y sostenibles para tener un mejor control del microclima en el que se vaya a construir. Se puede obstaculizar la irradiación solar directa por las ventanas, orientar adecuadamente el edificio, favorecer la ventilación natural cruzada, etc.
Materiales
Los materiales que más se han usado durante las historia de la arquitectura y de la construcción, son los que garantizan mayor salubridad en comparación a los materiales excesivamente procesados o sintéticos. Aun que los materiales se extraigan de la naturaleza, muchos de estos se someten a procesos productivos y tratamientos con sustancias químicas que dañan tanto al medio ambiente como a los usuarios.
Es por ello que es importante volver a valorar los materiales tradicionales. También es interesante buscar nuevas alternativas que sean autosustentables como los cementos bioluminiscentes, que, de día absorben la luz y de noche la proyectan, las fachadas cinéticas y la pintura solar, que podrían actuar como paneles solares.