¿Es aquel que proyecta y desarrolla construcciones? ¿Un artista? ¿Un creador? ¿Una forma de vida? ¿Un visionario? ¿Un comunicador? ¿ Un sociólogo? ¿Un historiador?
El arquitecto, es un profesional que debe reunir un sin fin de cualidades diferentes. Es por ello que la formación de este es muy laboriosa, longeva y vocacional.
Para ser arquitecto, hay que aprender a ver. Se debe desarrollar un pensamiento analítico de todo lo que nos rodea. Se debe dibujar mucho para interpretar la realidad y perfeccionar la técnica. Se debe viajar mucho para absorber nuevas culturas y puntos de vista. Se debe fotografiar todo lo que se pueda, creando de esta manera nuestro propio punto de vista de lo que nos rodea. Se deben ver películas, documentales y series, sean de arquitectura o no, los movimientos las luces y los edificios que en ellos se encuentran, son igualmente útiles para la formación. Se debe leer para profundizar nuestras ideas, viajar a mundos utópicos, fantasiosos que desarrollen aún más nuestra creatividad.
El arquitecto tiene que aprender a pensar. El ejercicio que se hace en la mente, es decir, reflexionar, soñar, imaginar, debe ser plasmado a través de un leguaje o de dibujos adecuados. Para ello, el arquitecto debe desarrollar un espíritu crítico a la vez que curioso. La exteriorización de los pensamientos es de vital importancia para relacionarse con otras personas y arquitectos, pudiendo así comparar puntos de vista y enriquecer nuestras reflexiones. Además de desarrollar un pensamiento personal, hay que desarrollar un pensamiento colectivo.
El arquitecto debe aprender a crear, a partir de lo que lo rodea. Debe conocer los materiales, sus usos, sus características... Debe conocer las reglas compositivas de la arquitectura que se han desarrollado durante toda la historia para buscar su propio estilo. Debe conocer las técnicas de construcción tanto tradicionales como modernas. Debe exteriorizar las ideas y si es preciso, encontrar soluciones a los problemas que contengas las ideas.
“Mies van de Rohe y Le Corbusier procedían de una tradición en la que los arquitectos todavía sabían cómo se hacían las cosas, cómo hacer las cosas bien. Debemos obligar a las universidades a formar carpinteros y trabajadores del cuero. Los arquitectos quieren ser filósofos o artistas ahora. Tengo suerte de haber tenido mi educación, porque en los Estados Unidos, en particular, se ha perdido el contacto con el verdadero negocio de la construcción.”
P. Zumthor
“Diseñar es un proceso continuo de descubrimientos. Escojo una serie de elementos diversos y los organizo según los deseos del cliente, las condiciones del terreno, y las ideas que yo misma pueda tener. Junto estos elementos en un sistema e intentó avanzar hasta la fase de diseño.”
“Tengo en consideración el modo en el que la gente pueda usar el edificio una vez haya sido terminado. Obviamente la gente puede moverse de forma diferente dentro de un espacio arquitectónico dado. Yo procuro tener en cuenta toda la variedad de formas que generarán estos movimientos”
k. sejima
El camino del arquitecto es muy largo y duro. Actualmente, para poder ejercer esta profesión, para poder acceder a este modo de vida, se debe acceder a la universidad, hacer un máster y trabajar, trabajar y trabajar para con suerte poder llegar a tener un estudio de arquitectura propio. Sin embargo, muchos de los arquitectos más célebres nunca obtuvieron un título de arquitectura.
Frank Lloyd Wright, abandonó en su primer año el grado de ingeniería civil. Le Corbusier empezó aprendiendo el oficio de esmalte y grabador, y Mies Van der Rohe el oficio de albañil. Con esto no animo a nadie a dejarse la carrera ni mucho menos, pero me gusta recordar que a veces los orígenes de los más grandes son más sorprendentes que sus obras.
“Ser arquitecto es saber reconocer e interpretar la realidad que nos rodea, pero también ser capaz de soñar e imaginar cosas que aún no existen.
El arquitecto trabaja con la mirada, mediante la que percibe e interpreta el trozo de mundo en el que está inmerso, pero también utiliza la mano, para definir y dar forma a nuevos objetos, para cambiar su entorno. Ojo y mano están unidos en un único proceso mental que une lo existente con lo soñado.”
A. Muñóz Cosme
Al joven que se dedica a la arquitectura:
1.Ninguno de ustedes toma la arquitectura como medio de vida. A menos que la ame como principio de acción, por ella misma, dispuesto a serle tan fiel como lo es a su madre, a su camarada o a sí mismo
2.Acostúmbrese a pensar inmediatamente en el porqué de las cosas respecto a cualquier efecto que les agrade o desagrade.
3.No dar por sentado que algo es hermoso o feo, sino desmenuzar todo edificio, estudiando cada detalle. Aprender a distinguir lo curioso de lo bello.
4.Acostumbrarse al análisis. Con el tiempo, el análisis permitirá que la síntesis se convierta en hábito mental.
5.Pensar en “sencillo”. Hagan el orden de lo general a lo particular, y nunca los confundan, sino quieren que ellos les confundan a ustedes.
6.Entrar en la práctica sin madurez es vender su derecho de nacimiento como arquitecto a cambio de un mendrugo o morir simulando ser arquitecto.
7.Tomen tiempo para prepararse. Diez años de preparación para los preliminares de la práctica arquitectónica son pocos para cualquier arquitecto “que quiera levantarse” por encima de su mediocridad.
8.Entrar en el campo donde pueden ver en acción a las máquinas y métodos que levantan los edificios modernos, o permanecer en la construcción directa y simple hasta que puedan llegar naturalmente al diseño del edificio por la naturaleza de la construcción.
9.Consideran tan deseable construir un gallinero como una catedral. La dimensión del proyecto significa poco en arte por encima de la cuestión monetaria. Lo que en realidad vale es la calidad de carácter. El carácter puede ser grande en lo pequeño o pequeño en lo grande.
10.No entren en ninguna competencia arquitectónica en ninguna circunstancia, excepto como novicios. Ninguna competencia le dio al mundo algo de valor en la arquitectura. El mismo jurado es selección de mediocridades. Lo primero que hace el jurado es revisar los diseños y descartar los mejores y peores, para, mediocridad, poder juzgarlas mediocridades.
Frank Lloyd Wright 1931
En España la profesión está regulada por la Ley de 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación. En ella, se regula el proceso de la edificación, fija obligaciones y responsabilidades.
Esta profesión se puede ejercer por cuenta propia, para otros arquitectos o empresas, para la administración pública, para la docencia... Además de otras opciones como la edificación, el urbanismo, la restauración ¡e incluso el cine!